Los azotes afectan la salud mental de los niños, según un
estudio
El castigo físico se relaciona con trastornos de salud
mental y abuso de sustancias en la adultez
Traducido del inglés:
martes, 3 de julio, 2012
LUNES, 2 de julio (HealthDay News) -- Azotar o abofetear a
los hijos podría aumentar las probabilidades de que desarrollen problemas de
salud mental que les afecten en la adultez, sugiere un estudio reciente.
Investigadores de
Canadá hallaron que hasta el siete por ciento de una variedad de trastornos de
salud mental se asociaban con el castigo físico, como los azotes o nalgadas,
empujones, agarrones y golpes, en la niñez.
"No estamos hablando
de un golpecito en el trasero", señaló la autora del estudio Tracie Afifi,
profesora asistente del departamento de ciencias de la salud comunitaria de la
Universidad de Manitoba, en Winnipeg. "Observamos personas que usaban el
castigo físico como medio regular de disciplinar a sus hijos".
El castigo
corporal se asoció con mayores probabilidades de trastornos de ansiedad y del
estado de ánimo, que incluyen depresión mayor, trastorno de pánico, trastorno
por estrés postraumático, agorafobia y fobia social. Varios trastornos de la
personalidad y el abuso del alcohol y de las drogas también se relacionaron con
el castigo físico, hallaron los investigadores.
"Lo realmente
importante es saber que las nalgadas y otras formas de castigo físico conllevan
un costo", apuntó Afifi. "El castigo físico no debe ser utilizado
en niños de ninguna edad bajo ninguna circunstancia".
Aunque el estudio
halla una asociación entre el castigo físico y la enfermedad mental, no prueba
causalidad.
Estudios anteriores
han relacionado el castigo físico con la agresividad, la delincuencia y
discapacidades emocionales, del desarrollo y conductuales en los niños. Pero
este estudio examinó sus efectos sobre la salud mental ante la ausencia de
abuso físico, abuso sexual u otras formas de negligencia o maltrato más graves.
Para el estudio, que
aparece en la edición en línea del 2 de julio de la revista Pediatrics, los
investigadores usaron datos de 2004 y 2005 sobre unos 34,000 individuos a
partir de los 20 años, reunidos de la Encuesta nacional epidemiológica sobre el
alcohol y afecciones relacionadas de EE. UU. Los participantes fueron
encuestados personalmente, y se les preguntó, en una escala que iba de
"nunca" a "con mucha frecuencia", con qué frecuencia sus
padres u otros adultos que vivieran en casa les habían empujado, agarrado,
abofeteado o golpeado. Se consideró que los que reportaron que "a
veces" o una frecuencia mayor habían experimentado castigo físico cruel.
Se consideró que alrededor del 6 por ciento de los respondientes
habían sufrido castigo físico cruel. Los chicos, los negros y los de familias
más educadas y ricas eran más propensos a reportar ese tipo de abuso, anotaron
los investigadores.
Los investigadores
ajustaron los datos para tomar en cuenta factores sociodemográficos y cualquier
antecedente de disfunción familiar.
Según la información
de respaldo del estudio, 32 países prohíben que padres y cuidadores apliquen
castigo físico a los niños, pero la práctica es legal en Estados Unidos y
Canadá. La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics)
recomienda contra el uso del castigo físico como forma de disciplina infantil.
Sin embargo, los
investigadores afirman que una encuesta de adultos de EE. UU. mostró que 48 por
ciento de los respondientes reportaron antecedentes de castigo físico cruel sin
abuso más grave. Un estudio de 2010 de la Universidad de Carolina del Norte
reveló que casi el 80 por ciento de los niños de preescolar de EE. UU. reciben
nalgadas.
Algunos expertos
respaldan la idea de que una disciplina dura puede afectar a los niños
negativamente, pero expresan preocupaciones sobre las implicaciones específicas
del nuevo estudio.
"Aunque es un
estudio bien hecho, y que observa una muestra nacional de datos, hay
limitaciones en la forma en que se llevó a cabo", señaló el Dr. Andrew
Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico
Pediátrico Steven y Alexandra Cohen, en New Hyde Park, Nueva York. "Hay
limitaciones al depender de que los adultos recuerden experiencias de la niñez,
y controlar por la psicopatología familiar resulta difícil".
Adesman añadió que
aunque la investigación refuerza que ahora hay más buenos motivos para evitar
el castigo físico, "no podemos inferir que el castigo físico lleve a
trastornos psicológicos importantes".
Aún así, Adesman
dijo que el público necesita más educación sobre los peligros del castigo
físico de los niños y las alternativas que los padres pueden usar con
eficiencia.
"Hay una
suposición general de que la crianza es algo que ocurre naturalmente, pero hay
cosas que las personas deben aprender. Tenemos anuncios de servicio público
sobre todo tipo de temas de salud, pero nunca he escuchado ningún consejo para
proveer castigos no físicos a los niños".
Artículo por
HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES:
Tracie O. Afifi, assistant professor, department of community health sciences,
University of Manitoba, Winnipeg, Canada; Andrew Adesman, M.D., chief of
developmental and behavioral pediatrics, Steven and Alexandra Cohen Children's
Medical Center, New Hyde Park, N.Y.; August 2012 Pediatrics HealthDay(c)
Derechos de autor 2012, HealthDay
Fuente:MedlinePlus
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