Es
un trastorno grave y de duración
prolongada que afecta a niños desde el inicio del desarrollo del lenguaje y que se
prolonga durante la infancia y la adolescencia, pudiendo dejar serias secuelas
en el estado adulto.
La
diversidad de grados y manifestaciones en que se presenta el TEL en los niños,
dificulta enormemente su diagnóstico y tratamiento. Algunas variantes de este
trastorno se solapan con el espectro autista, en otras los niños aparecen como
sordos funcionales, a pesar de que objetivamente no tienen problemas auditivos,
otras impiden a los niños expresar lo que quieren comunicar...En definitiva, el
TEL abarca un conjunto de trastornos graves, que sin embargo se pueden paliar
en mayor y menor medida, dependiendo del tratamiento al que sean sometidos los
niños desde etapas tempranas de su desarrollo. Una descripción reciente en
castellano de estos trastornos se pueden encontrar en AGUADO (1999),
MENDOZA et. al. (2001), y MONFORT Y
JUAREZ (1999).
Lo
más sorprendente de la disfasia o TEL es que los niños no parecen presentar
ningun anormalidad neurológica. En muchas ocasiones presentan además una
inteligencia no verbal igual o superior a la media de los niños de su edad
(Bishop 1998, Bishop y Leonard, 2001). Probablemente la peculiaridad más
notoria de estos niños, frente a otras discapacidades o trastornos, es su
capacidad de recuperación si son sometidos desde época preescolar a un
tratamiento adecuado. Esta capacidad de recuperación no significa que su
problema desaparezca, los estudios de los especialistas CONTI-RAMSDEN Y BOTTING
(1999) muestran que un elevado porcentaje de niños con TEL arrastran su
problema hasta la educación secundaria a pesar de haber sido tratados
apropiadamente.
No
debe confundirse la disfasia o TEL con las dislexias, las dislalias u otros
trastornos simples del lenguaje. El niño afectado por una disfasia o TEL es un
niño minusvalido,
cuya minusvalía le produce gravísimos
problemas de comprensión y expresión, tiene enormes dificultades para poder
progresar en sus estudios, necesita, frecuentemente, adaptaciones curriculares,
no pueden estar sometido al aprendizaje de varias lenguas, y el fracaso
escolar está asegurado de no ponerse el remedio eficaz cuanto antes.
Para dar una indicación de la gravedad del problema, baste con indicar que la Generalitat Valenciana,
en su Orden de 16 de julio de 2001 por la que se regula la atención educativa
al alumnado con necesidades educativas especiales, equipara en su artículo 19,
apartado 3 las necesidades de
escolarización de niños con TEL a las de los niños sordos profundos, así
mismo en el apartado 6 de este mismo artículo propone para estos niños cinco
sesiones semanales de logopedia.
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