Buena memoria




Remedio para la buena memoria

EI aumento de tecnolo­gías, que permite a los médicos observar el funcionamiento del ce­rebro, y una población cada vez más longeva a la que se reta cada día a recordar y calcular más datos, han generado un sin­fín de investigaciones para descu­brir qué es lo que hace funcionar a la mente y cómo es posible que lo haga mejor. "Hasta hace poco se creía que el cerebro de un adulto no podía crecer, pero ahora sabe­mos que no sólo crece, sino que incluso las células viejas que ya no se utilizaban se regeneran", ex­plica el neurólogo Jay Lombard, de la Universidad George Washington. Y, lo que es más interesante, se­gún ciertas investigaciones, es po­sible impulsar este crecimiento y regeneración celular con acciones que refuercen y pongan a prueba el cerebro.

Mayor concentración y un estilo de vida más sano son las dos ideas que subyacen en la siguiente serie de recomendaciones para mejorar el rendimiento intelectual. De to­dos modos, aunque la edad es un factor innegable (es normal que los "maduritos" tengan peor memoria que los veinteañeros), personas de cualquier edad se pueden benefi­ciar de estas estrategias para rea­vivar el intelecto. Recuerda que la mente es como un músculo-, siem­pre conviene ejercitarla.

El ajedrez, las damas o el backgammon constituyen puro alimento para la mente, ya que obligan a prever el futuro, a conside­rar una situación de forma general y a eva­luar diferentes opciones a la vez. Según un estudio de la Universidad de Medicina Albert Einstein, en Nueva York, realizado a un grupo de 500 ancianos, aquellos que juga­ban a este tipo de juegos al menos una vez por semana veían reducido a casi la mitad el riesgo de sufrir demencia. Para ello es nece­sario que los jugadores tengan cierta expe­riencia y, sobre todo, que les guste jugar. Está comprobado que muchos juegos ac­túan como verdaderos "tonificadores" de la mente, incluidos los solitarios.

RECUERDA: Aunque los jugadores de aje­drez jóvenes están más capacitados que los de más edad para evaluar un gran número de potenciales movimientos, está demos­trado que los patrones de funcionamiento de la memoria se recuperan con la práctica.

Vivimos en un mundo dirigido por la parte izquierda del cerebro, en el que se valora, sobretodo, la lógica y la habilidad para pen­sar las cosas antes de actuar. Al proceder así, no aprovechamos la valiosa información de la parte derecha del cerebro, la que se caracteriza por la creatividad y la intuición. Para obligar al cerebro a cambiar la parte dominante, practica el siguiente juego: Colócate de espaldas a una lata que esté a una distancia de unos dos metros, date la vuelta deprisa y lánzale sin pensarlo una bola de papel. Una vez que el "entrenador" interno de la parte izquierda del cerebro toma el mando y comienza a criticar tus tira­das, termina el entrenamiento.

 RECUERDA; Los juegos malabares o la con­sola de videojuegos son también, lo creas o no, excelentes actividades para estimular la parte derecha del cerebro, porque fuerzan al instinto. También hacer garabatos, escuchar música o mirar una obra de arte.

Deja de hacer chistes de rubias monísimas que se pasan el día en el gimnasio para encubrir tu pereza y asume que el ejerci­cio incrementa la capacidad intelectual. Opiniones documentadas como la de Stan Colcombe, científico especializado en neu­rología de la Universidad de Illinois, asegu­ran que cuanto mayor es el nivel de ejerci­cio, menos tejido cerebral se perderá con el paso del tiempo.

El aeróbic, por ejemplo, hace que llegue más sangre al cerebro, proporcionando oxí­geno y nutrientes a sus células. El deporte incide más aun en el factor neuronal BDNF (Brain Orive Neurotropin Factor), ya que incrementa la proporción de este gen, res­ponsable de la ralentización de la tasa de muerte de neuronas, así como del incre­mento de la producción de las mismas.

RECUERDA: Con sólo caminar a buen ritmo durante 15 minutos tres veces a la semana nos aseguramos estos beneficiosos efectos. Nadar o pasear en bicicleta son ex­celentes opciones.

La sobrecarga de información estresa conti­nuamente al cerebro. "El mismo hecho de comenzar el día, desayunando deprisa mien­tras ves las noticias o lees el periódico, es muy negativo para el cerebro", según el ex­perto en meditación Dharma Singh Khalsay. El estrés produce una hormona llamada cor-tisol, que absorbe energía del hipocampo, donde se guardan y recuperan los recuerdos. Y los científicos saben que el aumento cró­nico de cortisol mata neuronas, es decir, el estrés hace que tu cerebro encoja. Pero el remedio para una mente estresada es sen­cillo; no hacer nada. Y la meditación es la mejor forma de lograrlo. Si te intimida la in­actividad, puede resultarte difícil al princi­pio, pero piensa que meditar implica apren­der una nueva habilidad, además de buscar tiempo para realizarla.

RECUERDA: Leonardo da Vinci era fa­moso por dejar trabajos inacabados. No te sientas culpable por no hacer nada: real­mente, ¡estás reduciendo los niveles de cortisol en tu hipocampo!

Todos lo hemos oído alguna vez pero re­cientes investigaciones lo han vuelto a confirmar: el pescado es el mejor alimento para el cerebro. No cualquier pescado; sólo las especies de "agua fría" como el sal­món, el atún o la caballa que contienen ácidos grasos omega 3 en abundancia. Es­tas moléculas protegen las neuronas del deterioro que producen los radicales libres. En general, comiendo este alimento tres veces a la semana no es necesario tomar ningún suplemento alimenticio, aunque los expertos recomiendan la ingesta dia­ria de alguno que contenga ácido fólico. Éste es imprescindible para la formación de mielina, vaina que recubre los nervios y que permite a los neurotransmisores del cerebro enviar mensajes.

 RECUERDA:  El café y el chocolate ayudan a mejorar el rendimiento mental, pero al tra­tarse de estimulantes deben tomarse con moderación, ya que existe el riesgo de que el exceso de los mismos cause estrés y contra­rreste los sutiles beneficios de su absorción.

 Es difícil pensar con claridad cuando se está deprimido. De hecho, una señal de de­terioro de la memoria a corto plazo (como, por ejemplo, cuando no eres capaz de re­cordar lo que has desayunado) es uno de los síntomas más habituales de la depre­sión. También la falta de atención y mostrar un marcado desinterés por lo que sucede en el entorno. Se pierde concentración, lo que influye a su vez en la capacidad de al­macenar nuevos recuerdos. Mucha gente va a menudo al médico pen­sando que puede sufrir Alzheimer cuando lo que tiene es depresión. Lo bueno es que esos síntomas (falta de concentración, pe­riodos de atención muy cortos y mala me­moria a corto plazo) suelen desaparecer cuando se ataja la depresión.

RECUERDA: Los antidepresivos no son la única solución. La terapia psicoló­gica también es efectiva para combatir el ánimo bajo, así como actividades como el voluntariado que aumentan la autoestima y la energía.

 Es posible reactivar la capacidad memorística con entrenamiento. La mayoría de los cursos para mejorar la memoria enseñan técnicas mnemotécnicas cuyo fin es aumen­tar la capacidad de retención por medio de ciertas combinaciones o trucos. Por ejem­plo, una regla muy famosa para reconocer las fases de la luna es recordar que "la luna miente" (cuando tiene forma de D-es cre­ciente y de C decreciente). Hay modos mu­cho menos artificiales de aumentar tu capa­cidad de prestar atención a los detalles. Los expertos recomiendan intercalar bre­ves periodos de estudio entre actividades de ocio. Cuando hayas terminado de ver una película en DVD, trata de recordar por su or­den correcto todas las escenas. 

 Pon otra vez la película y pasa rápido para comprobar tu porcentaje de aciertos.

 RECUERDA: Resolver pasatiempos es para el cerebro lo que correr diariamente es para el corazón. Además, tiene la ventaja de que no requiere ningún entrenamiento especial y cuanto más se practique, más fácil resulta.

Muchos de los genios de la Historia han te­nido una pasión que nada tenía que ver con su actividad principal. A Einstein, por ejem­plo, le encantaba tocar el violín, y a Pavarotti le entusiasma el fútbol. ¿Y a ti? ¿Cuál es tu hobby?;

1.      Trabajar con las manos. Hacer punto, pin­tar o tocar un instrumento potencian las ha­bilidades motoras y establecen nuevos cir­cuitos interneuronales.

2.      Escuchar música. Las canciones que te relajan, activan partes de los lóbulos fronta­les de tu cerebro, armonizando ambos he­misferios cerebrales.

3.      Practicar el equilibrio. El taichi, yoga o los bailes de salón pueden mejorar el rendi­miento intelectual.

 
4.      Escribir un diario. Anotar ideas ayuda a retener la información.

RECUERDA; No se trata de aficionarte a algo por obligación (te provocaría el efecto contrario: estrés), ya que el hecho de que sea algo placentero es lo que contribuye a tener una mente sana.

 

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