Educación lenta

 

Educación lenta



Aprender requiere, entre otras cosas, tiempo. Y vivimos una sociedad, y por tanto una escuela, en las que todo se vive de manera acelerada. Un currículo escolar demasiado lleno de contenidos pretende enseñar a los alumnos 20, 30 temas importantes de una materia en un curso escolar... Internet nos permite responder rápidamente preguntas sobre 30, 40 temas en un mes, en una semana... Pero para aprender no basta con hallar la respuesta correcta, hace ya muchos años que importantes pedagogos dijeron que se aprendía a través de las manos, de la relación de aquello que quieres saber con la propia vida, de la necesidad, del trabajo o proyectos conjuntos con los demás, del esfuerzo por entender y retener aquello que hay que aprender...
En estos tiempos nuestros, demasiado acelerados, estamos oyendo las voces de educadores y pedagogos que hablan de la necesidad de una educación lenta para ayudar a aprender, para aprender de verdad. ¿Significa esto que hay que dejar de lado ordenadores, internet, etc.? En absoluto. Esto quiere decir que hay que saber utilizar las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC) de manera adecuada, en su justa medida, como cualquier otra herramienta didáctica, sin olvidar que los alumnos continúan necesitando tocar, observar la realidad en primer plano, hablar y organizarse entre ellos y, sobre todo, comprender el mensaje más que repetir muchos mensajes.



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