¿Qué era lo que venia a buscar? (el olvido súbito)



El olvido súbito, más habitual de lo que se cree

No es preciso tener que hacer un test donde se presentan cuadrados de colores, es más que probable que esto te haya ocurrido alguna vez en tu vida. Te paras frente al refrigerador, abres la puerta y te preguntas ¿Qué era lo que iba a buscar?. Subes a la habitación y te quedas mirando todo porque no saber qué necesitabas de allí. También puede ocurrir que veas a una persona en televisión o en la calle y no puedas recordar su nombre.
 
Estos olvidos frecuentes ocurren en las personas a partir de los 30 años aproximadamente. Algunos de ellos temen estar padeciendo los síntomas previos a la enfermedad de Alzheimer, pero afortunadamente menos del 10% de las veces ocurre ello. Cabe destacar que este trastorno en la memoria recién aparecerá a los 50, según informa el jefe del Instituto de Neurología Cognitiva, Pablo Richly.

La gran mayoría de los olvidos están vinculados a la ansiedad, la depresión y la falta de atención más que a una demencia. No es que la información “se pierde” en algún lugar de la memoria, sino que luego de pensar bien volvemos a dar con ella, aunque tengamos que desandar el camino que nos llevó hasta la cocina o el cuarto. Suelen ser más comunes si hay una gran demanda de atención, cuando hay fatiga mental, cuando se hacen muchas tareas al mismo tiempo o tras ser interrumpido por alguna distracción en particular (suena el móvil, miras algo en la televisión, tu esposa te llama a cenar, tu jefe hace un anuncio en voz alta, etc).

Tanto la ansiedad como la depresión, informa la experta en neurología del Hospital Universitario Austral, Carolina Lomlondjian, interfieren mucho en la capacidad de mantener nuestra atención en algo y a la vez en la habilidad de organizar toda la información que se guarda en el cerebro. Para que pase de ser una mera distracción a una enfermedad a tratar se deben tener en cuenta algunos criterios tales como la edad, la frecuencia y el o los objetos olvidados.
 
Es normal que después de los 30 años la memoria comience a “pasar factura” y que haya nombres que no recordamos, sitios donde dejamos las cosas o tareas asignadas recientemente. Lo que no puede aceptarse es olvidar la dirección de la casa o el nombre de la esposa. Si te ocurre que tienes olvidos súbitos o frecuentes y estos se experimentan por más de un año seguido, es preciso que consultes con un especialista. Puede deberse a un deterioro cognitivo leve, si está acompañado de otros síntomas neurológicos. Con el tiempo hasta podría convertirse en demencia, pero no hay que preocuparse, sino estar informados y controlados.

 El diagnóstico prematuro sirve para controlar la evolución de una posible enfermedad y mejorar el tratamiento que pueden ser con fármacos o con rehabilitación mediante ejercicios que potencian la memoria y pausan el daño. Para evitar esto, en el hogar se pueden hacer algunas actividades como ser ordenar los meses alfabéticamente, decirlos de atrás para adelante, hacer lo mismo con los días de la semana, alimentarse bien, practicar deportes y siempre tener la mente activa con libros, juegos o tareas diferentes.
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